Estaba pensando que transcurre el tiempo y tengo el blog más que paralizado.
Las últimas entradas estaban escritas hace al menos un par de meses. Editar las fotos lleva su trabajo, pensar cómo describir el trabajo,… qué contar.. redactarlo….
Y piensas en el sentido del blog… piensas que vamos muy rápido… que se ven fotos y no se dedica tiempo a leer…
Quizás por eso redes sociales como Instagram tienen tanto éxito. Es tan visual,… y yo no soy menos, me declaro fan total.
Si ha habido una red social que he tenido actualizada en estos meses ha sido ésta. Una foto, quizás editada para poner la marca de agua, unas etiquetas o hastags… y ya…
Pero me gusta el blog, mantenerlo activo, contar algo más… y de verdad… y lo digo en serio, no importa si no se lee… casi es para mí… escribir en él es como hacer visible esa voz que retumba en mi cabeza.
Y han sido unos meses de intenso trabajo. Como todas las temporadas de comuniones, es un no parar.
Desde que en enero empiezo a publicar los trabajos del año anterior y comienzan a salir las nuevas colecciones, sólo hay tiempo de coger papeles y con regla en mano ver como realizar nuevos modelos.
Tareas como medir, cortar, pegar y crear se convierten en los verbos principales. Mucho trabajo para contentar a muchas personitas y todo su entorno.
Sólo tengo palabras de agradecimiento, a los que les ha gustado mi trabajo, a los que han confiado en mí para un día tan especial, pero sobre todo a las personas que después de la fecha señalada me han escrito para hacerme aún más partícipes de su regalo.
Gracias gracias… gracias de corazón.
Hoy vengo también a dar las gracias en forma de tarjeta.
Esta tarjeta fue para el entrenador de baloncesto de mi hija pequeña. Aunque Silvia no quería entrenar inicialmente, acabó apuntándose y participando en los partidos durante todo el curso.
A la pregunta ¿volverás al año que viene? seguía una mirada fija y un no por respuesta… quizás le puede su vena vaguita de mejor en casita descansando que entrenando y corriendo.
Pero como hay que enseñar a los niños y aplicable también a los adultos… Cuando nos decidimos por una actividad, hay que probarla y darle una oportunidad. Si no se la damos quizás nos estemos perdiendo algo que desconocemos.
Llegando final de curso, Silvia ha dejado una puerta abierta… quizás sí que quiera volver al año que viene… queda esperar todo el verano para saber qué pasará, pero espero que así sea. Porque en el fondo le gusta y además se le da bien… sólo tiene que romper el hielo y soltarse.
Y personas como los docentes, y en este caso los entrenadores, son las personas que puedan ayudar a encontrar esa motivación que falta.
Con esa idea y la de agradecer la labor realizada, hice esta tarjeta. No sólo para que la firmara mi hija… de hecho ella en principio sólo iba a poner su nombre, pero la animé a que diera las gracias si había aprendido algo durante el curso.
Y ahora ya, os cuento un poquito de cómo he realizado la tarjeta.
Hacía tiempo que no cogía los rotuladores y pintaba algún sello, los Copics son mis preferidos, pero cuando me falta algún color tiro de los Distress Markers de Tim Holtz.
Buscando sellos digitales de baloncesto encontré éste de MO’s Pencil digital.

Los papeles también son digitales de Papertreehousestudio y los encontré en Etsy.

Y ya os enseño la tarjeta acabada para Raúl, el entrenador de benjanimes.
Se que le gustó así que muy muy feliz.
